Por su situación estratégica, Ferrol y A Coruña son los puntos de partida de las dos alternativas del Camino Inglés. El primer itinerario marítimo conocido, escrito entre 1154 y 1159 por el monje islandés Nicolás Bergsson, describe el viaje desde Islandia hasta Dinamarca, y a pie hasta Roma.
Esta ruta marítima la siguieron los islandeses y escandinavos que peregrinaron a Santiago.
Durante el S. XIV y el primer tercio del XV, los británicos emplearon el barco para venir a Santiago. Su presencia está sobradamente probada con las piezas de cerámica y numismática inglesas de la época halladas en las excavaciones de la catedral compostelana.
Las ofrendas al Apóstol son otra huella de la existencia de las peregrinaciones marítimas, la más célebre es el retablo portátil de alabastro donado en 1456 por el clérigo John Goodyear; o la Cruz de perlas donada por el rey Jacobo IV de Escocia (1475-1513).
Los peregrinos contaron con los hospitales de la orden franciscana del Sancti Spiritus, bajo los auspicios del noble Fernán Pérez de Andrade, "El Bueno". En el tramo que parte de Ferrol se situaban en Ferrol, Neda, Miño, Paderne y Betanzos. En la ruta que parte de A Coruña contaban con hospitales en la ciudad y con los de Sigrás y O Poulo, a medida que avanzaban. Los archivos de estos hospitales dan noticia de defunciones de ingleses, nórdicos, alemanes, franceses e italianos, un dato más que muestra la relevancia de las peregrinaciones por esta ruta.