El coronel de Caballería José Joaquín Milans del Bosch Solano recibió en la iglesia parroquial de San Francisco de Asís, el último adiós de su familia, sus amigos y compañeros de armas.
El militar falleció con el año, el 31 de diciembre 2012, en el Centro Médico de Asturias, donde se instaló su capilla ardiente.
Una urna con sus cenizas, colocada sobre una bandera de España junto a una cruz de peregrino con la concha de Santiago colgada, resumía el espíritu de su paso por la tierra. Tras el funeral, sus cenizas recibieron cristiana sepultura en el columbario de esta parroquia ovetense. Su incineración tuvo lugar en la intimidad familiar.
«Nuestro hermano José Joaquín ya descansa en su verdadera patria». Con estas palabras comenzó el funeral Fernando Llenín, párroco de San Francisco de Asís, al tiempo que recordaba que la vida del difunto «estuvo señalada por el don de la fe que supo transmitir a todos sus hijos».
Después añadió el párroco: «Su vida estuvo entregada al servicio castrense, a la patria, al honor y al deber», al tiempo que recordaba que él también era hijo de un coronel, por lo que los valores de la milicia no le eran ajenos.
A renglón seguido, y ante una iglesia que estaba llena de fieles, se refirió al difunto militar como «un hombre que asumió las virtudes teologales».
Después, recordó la entrega del militar al estudio y promoción del Camino de Santiago, el primigenio, sus desvelos y también sus logros en esta tarea que en la mayoría de las ocasiones prefirió realizarla desde la discreción.
Primer presidente de la asociación Astur-Galaica de Amigos del Camino de Santiago, presidente de honor de la agrupación de asociaciones del Camino del Norte y hermano mayor de la archicofradía del apóstol Santiago, fue clave en el impulso y mejora del Camino.
Al final del funeral su viuda, María Pilar Ramos Socasau, y los hijos del fallecido recibieron numerosas muestras de cariño y de apoyo ante su pérdida.
Información de AF en LNE.